La icónica bebida Coca-Cola podría enfrentar una transformación significativa en su fórmula en Estados Unidos, tras una solicitud del presidente Donald Trump para reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña. Esta propuesta, anunciada por Trump el 16 de julio de 2025 en Truth Social, ha desatado un debate entre la industria alimentaria y los defensores de la salud.
A continuación, exploramos cómo este cambio podría impactar la receta de la bebida más famosa del mundo, su economía y la salud pública, utilizando un enfoque optimizado para SEO que garantiza claridad y relevancia.
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La declaración de Trump en Truth Social sorprendió a muchos:
He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en Estados Unidos, y han accedido».
Aunque la multinacional no ha confirmado oficialmente la adopción de esta medida, un portavoz agradeció el «entusiasmo» del presidente y adelantó que pronto se revelarán detalles sobre una nueva gama de productos. Este posible cambio recuerda la fórmula utilizada en Coca-Cola México, que emplea azúcar de caña, ofreciendo un sabor distintivo que muchos consumidores prefieren.
El jarabe de maíz de alta fructosa, actualmente utilizado en la receta estadounidense, es un edulcorante económico derivado del maíz. Según el sitio web de Coca-Cola, este ingrediente ha sido clave en la producción masiva de la bebida. Sin embargo, el CEO de la compañía, James Quincey, ha señalado en abril de 2025 que la empresa está comprometida con la reducción de azúcar en sus productos, lo que podría alinearse con la propuesta de Trump.
Este cambio no solo responde a una preferencia presidencial (Trump es conocido por su afición a la Coca-Cola Light y su famoso botón en el Despacho Oval para pedirla), sino también a una creciente demanda de alternativas más naturales.
Incorporar azúcar de caña podría alterar el sabor y la percepción de la marca, atrayendo a consumidores que buscan opciones menos procesadas. Sin embargo, este movimiento no está exento de controversias, especialmente en el sector agrícola estadounidense, donde el impacto económico podría ser significativo.
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El posible reemplazo del jarabe de maíz por azúcar de caña ha generado preocupación en la Asociación de Refinadores de Maíz. Su presidente, John Bode, calificó la medida como «sin sentido», argumentando que podría costar miles de empleos en la industria alimentaria, reducir los ingresos agrícolas y aumentar las importaciones de azúcar extranjero. Según Bode, no existe evidencia de que el azúcar de caña ofrezca beneficios nutricionales significativos frente al jarabe de maíz, que es más económico y ampliamente utilizado en productos envasados.
El jarabe de maíz, según la Clínica de Salud de Cleveland, es un edulcorante más dulce y barato que el azúcar común, lo que lo convierte en una opción popular para la industria. Sin embargo, figuras como Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos, han criticado su ubicuidad, vinculándolo a problemas de salud pública en Estados Unidos. Esta postura podría reforzar la decisión de Coca-Cola de explorar alternativas, aunque el impacto económico en los productores de maíz sigue siendo una preocupación.
Por otro lado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que la producción de azúcar de caña en la temporada 2025-26 representará el 30% del suministro de azúcar del país. Un aumento en la demanda de este ingrediente podría beneficiar a los productores locales, pero también podría incrementar la dependencia de importaciones, afectando el equilibrio comercial.
El debate sobre el cambio en la receta de Coca-Cola refleja una tensión más amplia entre la salud, la economía y las preferencias del consumidor. Si bien el uso de azúcar de caña podría posicionar a Coca-Cola como una marca más alineada con las tendencias de consumo saludable, también plantea desafíos logísticos y económicos. La compañía deberá equilibrar las expectativas de los consumidores, los costos de producción y las presiones del sector agrícola.
Mientras tanto, los consumidores esperan con interés los «nuevos productos» prometidos por Coca-Cola. ¿Será este el comienzo de una nueva era para la bebida más icónica del mundo? Solo el tiempo lo dirá, pero el anuncio de Trump ha encendido una conversación que trasciende el sabor de una bebida y toca temas cruciales de salud y economía.
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