El papel estrujado es fuente de negocio

Por revistamercado | abril 3, 2020

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El reciclaje en República Dominicana está conformado por una industria residual e incipiente. De acuerdo a datos (imprecisos) del Ministerio de Medio Ambiente, los negocios asociados a las tres R (reciclaje, reutilización y reducción de desechos sólidos) tiene un valor de US$100 millones por año. Ahora bien, no faltan las promesas en estas industrias abanderadas de la responsabilidad social, y la agencia gubernamental dominicana calcula que si se hacen las cosas bien la cifra podría saltar a los US$600 millones antes de 2025.

Así se configura, según las estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente, el reciclaje en República Dominicana. Dentro de ese esquema, el papel (y su compañero el cartón) cuenta con un segmento especial.

Se trata de una de las materias primas más populares para la fabricación de diversos productos como libros, cuadernos escolares, servilletas y estampados para decoración; además, diversos desechos empapelados contribuyen con el flujo constante de la fabricación de cajas, envolturas y encapsulados, el cual sería menos dinámico sin los recicladores de primera línea que cuentan con motivaciones tanto empresariales como medioambientales. Los especialistas del tema dicen que el papel y el cartón comprenden el 20 % de lo reciclado, al menos en Santo Domingo.[/vc_column_text][vc_column_text]

¿Cómo lo hacen?

[/vc_column_text][vc_column_text]Tres factores deben superar la prueba para que una empresa recicladora gane en el juego de la recolección de desechos capitalizables.

Primero, la logística, es necesario recoger a un precio razonable y con agilidad, el material que se necesita, con la mínima cantidad de desechos inútiles que luego consuma recursos en el proceso de segmentación.

Segundo, contribuir o trabajar en el marco estatal de concienciación del público, con fines de que los papeles que tienen los desechen precisamente donde deben ser desechados, esto pasa por mantener botes diseñados solo para esa entrega.

Tercero, ocupar un buen lugar en una cadena de suministro, conformada por actores empresariales que valoren el origen amigable con el medio ambiente de la mercancía en cuestión.

Entonces, la clave es la calidad y diversificación de los centros de acopio, que permitan aprovechar las oportunidades de captar material reciclable, para alimentar las plantas de reconversión que conviertan los antiguos desechos en materia prima industrial o insumos que se puedan exportar.

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