La inestabilidad predomina en la esfera económica mundial. Son tiempos salvajes para las empresas, repletos de golpes inesperados. Todo cambia en cuestión de semanas, de horas. Los meses cuentan como años y los altibajos se abren paso en las cuentas de cada compañía. Por ello, los primeros meses de 2022 han sido el escenario de sonoras caídas en Bolsa. Esta es la fotografía de cinco grandes desplomes:
Walmart vivió este semana su particular lunes negro. Sufrió su peor hundimiento en Bolsa desde 1987. La cadena de tiendas estadounidense cayó un 11%. Fue después de anunciar un recorte en su estimación de beneficios, motivada por el aumento de precios de alimentos y combustibles. Su acción terminó la jornada en US$131.35.
La mecha prendió cuando Walmart confesó sus previsiones para 2022, en las que reducía un 1% la ganancia por acción. «Los niveles de inflación en Estados Unidos, particularmente en los alimentos y combustibles, crearon más presión en la combinación de márgenes y costos operativos de lo que esperábamos”, explicaba el director ejecutivo de Walmart, Doug McMillon.
La fortuna de la familia Walton, fundadora y dueña del 51% de la compañía, ha caído en US$16.5 mil millones
La reacción fue contundente. Entre los grandes perjudicados del golpe, la familia Walton, que controla el 51% del capital de la compañía. Su fortuna cayó en nada menos que US$16.5 mil millones.
La ola desatada por Walmart se ha llevado por delante a otras empresas del sector. Es el caso de Target. El camino fue similar: la cadena anunció una reducción en los beneficios debido a «costes inesperadamente altos». La consecuencia, una caída del 20% en Bolsa.
Twitter vive en una montaña rusa permanente en los últimos meses. Al mando de los vagones, Elon Musk. La última jugada del magnate sudafricano supuso un derrumbe en las acciones de la red social de casi un 10% en un solo día.
Musk anunció en su cuenta de Twitter que paralizaba la compra hasta conocer si el número de cuentas falsas superaba el 5%. 126 minutos después aseguró que seguía comprometido con la adquisición. Por el camino, las acciones tocaron fondo, llegando a caer hasta un 20% en apenas dos horas. Cerraron el día a US$40.71, un 9.69% menos. Las de Tesla, en cambio, subieron un 5.71% (hasta los US$769.59).
Still committed to acquisition
— Elon Musk (@elonmusk) May 13, 2022
Ensanchando la perspectiva, las acciones de Twitter llegaron a alcanzar los US$51.7 el 25 de abril, cuando se anunció el acuerdo de compra por parte de Musk. El 16 de abril, el valor era de US$38.66. Más de un 25% de caída en tres semanas.
Consulta: Los tuits de Elon Musk que han hecho temblar la Bolsa
2022 está siendo una película de terror para Netflix. Una serie angustiosa. El primer capítulo se rodó cuando la compañía anunció que, por primera vez en una década, perdía suscriptores. En concreto, unos 200 mil. Las causas, entre otras, fueron el cierre de sus servicios en Rusia o el aumento de la competencia, que se tradujo en un menor estreno de grandes producciones de Hollywood en la plataforma. Las consecuencias fueron desastrosas.
En sólo un día, Netflix se hundió un 35%, unos US$50 mil millones
El golpe bursátil recibido por Netflix en lo que va de año supera el 65%. Sólo en las horas posteriores al anuncio de la bajada de suscriptores, el derrumbe fue del 35%, cifrado en unos US$50 mil millones. Tras dos años de bonanza, las previsiones de ingresos se desaceleraban de forma brusca.
La compañía trabaja para navegar bajo la tormenta. Anunció que ofertará una opción de suscripción más barata, con publicidad. Por otro lado, ha despedido a 150 empleados, además de a decenas de contratistas.
El cierre de 2021 fue escalofriante para Meta, la matriz de Facebook. La compañía de Mark Zuckerberg registró un desplome en Bolsa de un 20%, de la mano de la primera caída de usuarios de la red social en 20 años. Además, la división Reality Labs, encargada de proyectos de realidad virtual o realidad aumentada, firmó pérdidas de US$10 mil millones en el último trimestre del año.
Así, los US$3 mil millones de pérdidas en los primeros tres meses de 2022 no parecen tan mala noticia. Sobre todo cuando, mediado el periodo, concretamente el 2 de febrero, Meta vivió una jornada catastrófica. Perdió US$210 mil millones en los mercados en 24 horas.
Los cambios en el panorama de la publicidad digital están teniendo consecuencias graves para Meta
Las causas que explican las caídas de Meta están, en gran parte, relacionadas con los cambios en los paradigmas de la publicidad digital. Es el gran negocio de la compañía, pero actualmente no ofrece la solidez de antaño. A modo de ejemplo, se estima los cambios en la política de privacidad de Apple causarán una herida en los ingresos de Meta de US$10 mil millones en 2022.
Sin embargo, hay indicios positivos a los que Meta puede agarrarse. Los usuarios de Facebook aumentaron un 4%, hasta los 1960 millones, en el arranque de 2022, y en las últimas semanas, la compañía ha vivido jornadas muy favorables en los mercados de valores.
Con todo, Zuckerberg sigue transmitiendo optimismo sobre los proyectos relacionados con Metaverso y el mundo de la realidad virtual. «Se están sentando las bases para lo que espero sea un 2030 muy emocionante«, expresó a sus accionistas.
Las criptomonedas están al borde del precipicio. Las caídas se acumulan en las últimas semanas, con consecuencias nefastas para inversores, empresas e incluso países, como es el caso de El Salvador. Los sueños de rentabilidades rápidas y beneficioso cuantiosos se han tornado en pesadillas, con jornadas negras que dejan muy en entredicho el futuro de estas divisas.
El caso más paradigmático es el de LUNA. En 17 días, ha perdido prácticamente todo su valor. Desde US$106,102.17, el 1 de mayo, a US$0.19, este mismo martes 17. Miles de millones de pérdidas en dos semanas.
El de LUNA es el hundimiento más llamativo, pero el naufragio afecta al resto del universo cripto. También a su principal exponente, bitcoin, que en los últimos seis meses ha perdido más de la mitad de su valor.
Entre las causas probables de estas atronadoras caídas está la búsqueda de «puertos seguros» por parte de os inversores en tiempos de incertidumbre. Una tendencia a la que no se le atisba un final cercano. (Borja Santamaría)
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