La incertidumbre es una condición intrínseca y constante en la experiencia humana. A pesar de nuestros esfuerzos por prever el futuro, frecuentemente nos encontramos en situaciones donde solo podemos dejar que el tiempo pase para descubrir qué nos depara el destino, lo cual puede hacernos sentir vulnerables. Especialmente para los CEO y CFO, donde el control de lo que vendrá es casi una necesidad.
«Vivimos en un mundo tan cambiante que cualquier señal de seguridad nos proporciona bienestar», explica la psicóloga Andrea Martínez. «Sin embargo, al aceptar que el cambio es la única constante (desde nuestras células hasta las estaciones) comprendemos que este es esencial para nuestro aprendizaje y evolución. Sin cambios y adaptaciones, la humanidad no estaría donde está hoy».
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La búsqueda de certeza no es una característica exclusiva de las sociedades modernas. Nuestros antepasados también buscaban estabilidad en fuentes de alimento, agua y refugio para asegurar su supervivencia y proteger a sus familias. «Es imposible evitar el miedo a lo desconocido», afirma Martínez. «Evitar el miedo es una tortura, un terrorismo emocional hacia nosotros mismos.
Intentar no sentir algo inevitablemente pone a nuestro cerebro en alerta, haciéndonos más conscientes de nuestras emociones. Al detectar el más mínimo indicio de miedo o agitación, lo interpretamos como tal, y el miedo se intensifica. Anestesiarnos no es una opción; las emociones nos hacen humanos. En lugar de evitar sentir, deberíamos preguntarnos: ¿qué es lo que realmente me asusta de la incertidumbre? ¿Qué escenarios estoy creando en mi mente?».
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Entonces, ¿es posible tolerar la incertidumbre sin verla como enemiga y aprender a convivir con su presencia? Más aún, ¿podemos aprovechar este estado de cambio constante para prosperar, disfrutar y crear? La respuesta es afirmativa. «Incorporar el cambio como una variable en la ecuación de la vida nos permite vivir con mayor seguridad en nosotros mismos, mayor serenidad y honestidad», señala la experta. «Al asumir el papel de protagonistas en nuestra vida, podemos empezar a hablar de bienestar y felicidad».
Desde los albores de la humanidad, el mundo ha sido un lugar intrincado y caótico, siempre más allá de nuestra completa comprensión y control. A pesar de esto, hemos navegado a través de ese caos y alcanzado niveles impresionantes de prosperidad. Entonces, ¿por qué percibir la incertidumbre siempre como algo negativo? ¿Y por qué no considerar la posibilidad de que pueda ser algo positivo?
«La incertidumbre positiva no es más que la percepción superficial de la misma como un catalizador para el cambio o crecimiento», aclara la psicóloga. «El peligro de esto radica en la culpabilidad que puede generar en personas que enfrentan situaciones complejas al decirles que la incertidumbre no es tan mala y que deberían confiar en que algo bueno sucederá. Esto puede provocar el efecto opuesto al deseado». Es crucial considerar el contexto y los recursos disponibles para cada persona antes de ofrecer consejos rápidos.
En el ámbito profesional, especialmente en el emprendimiento y los negocios, la incertidumbre es vital para la sostenibilidad a largo plazo de un proyecto. Nos permite no perdernos en la rapidez de la vida moderna, manteniendo nuestra esencia y lo que nos hace únicos.
Aprender a manejar la inseguridad y aceptar que el futuro es incierto, incluso en el corto plazo, puede reducir el estrés, eliminar preocupaciones no productivas y fomentar la creatividad, la aventura y la consciencia de las oportunidades inesperadas. «Aceptar la incertidumbre puede ser tan liberador como dejar de intentar controlar el movimiento de las olas al surfear y empezar a comprender su flujo. Bailar este tango con la incertidumbre te permite conocerte mejor a ti mismo. Me gusta invitar a la reflexión con preguntas como: ¿Cómo defines la incertidumbre? ¿Qué emoción te provoca esta palabra? A partir de ahí, se trata de comprender las creencias asociadas y la historia detrás de ese miedo».
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«No queremos sufrir, y esta evitación de la inquietud probablemente surge de un deseo profundo de protección», asegura la psicóloga. «Lo más liberador es comprender, reflexionar sin juicio y descubrir qué necesita cada individuo. Los consejos rápidos y genéricos encasillan y privan a las personas de la oportunidad de decidir y ser protagonistas de su propia vida».
En resumen, el caos y la incertidumbre, cuando se manejan adecuadamente, pueden ser aliados poderosos en el camino hacia el crecimiento personal y profesional. Al aprender a fluir con la incertidumbre en lugar de resistirla, podemos descubrir nuevas oportunidades y alcanzar una mayor satisfacción y bienestar en nuestras vidas.
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