En la pareja, lo más importante es el amor, pero…
La causa más popular de divorcio es la incompatibilidad de caracteres. Cuando no hubo incidentes graves en la convivencia y los abogados necesitan justificar la separación utilizan este argumento básico que podría significar una infinidad de cosas. Ahora bien, si nos adentramos a la realidad de esas parejas, nos daremos cuenta de que en muchos casos la presiones económicas jugaron un rol fundamental en el fracaso de la unión matrimonial.
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Puede que el dinero haya contribuido al divorcio por distintas vías. Por ejemplo, el nivel de vida que alcanza con los ingresos no cumplía con las expectativas de uno de los dos, las deudas ahogaban hasta el romanticismo o el desempleo crónico terminaba por hastiar a alguien. Las posibilidades son numerosas.
El matrimonio no solo depende del amor, aunque sea este el factor más importante. Casarse también conlleva distintas perspectivas financieras que es necesario tomar en cuenta cuando aún estás en la soltería.
Tienes que conseguir de qué vivir, incluso mientras estudias, salvo carreras son planes de estudio muy exigentes, como la medicina. Este es el principio de la preparación para formar un hogar.
La universidad es mejor y se aprovecha más si aún no tienes responsabilidades de familia. Además, tu carrera universitaria es lo que te dará mayores probabilidades de poder proveerle a tu cónyuge y a tus hijos en el futuro.
Aquí me gustaría hacer énfasis en los hombres. Las mujeres por lo general están muy bien preparadas en esta época y si te quedas atrás, te será difícil conseguir la pareja que quieres.
Otra cosa, la soltería es la etapa de la vida en la que puedes aprovechar para irte al extranjero a hacer tu maestría. Una vez te casas, es más complicado abandonar el hogar para cumplir con compromisos académicos.
Este es el mejor momento para aprender ahorrar. Debes aprender a controlar tus gastos por medio de un presupuesto. Si no puedes hacer esto cuando todavía careces de responsabilidades directas, ¿cuándo lo harás?
Una vez encuentres a esa persona especial, celebrar una boda, irte de luna de miel, alquilar y amueblar una casa son cosas que cuestan dinero. El ahorro es el que puede evitarte comprometerse con grandes deudas.
Si no colaboras con los gastos de tu casa materna, no sabrás lo que cuesta operar un hogar por ti mismo. Es común que la gente se case y luego no sepa toda la estructura de gastos que componen una casa. Si ya estás trabajando y aún vives en tu casa familiar, lo más justo es que te comprometas a pagar al menos una sola factura, con eso te irás entrenando en la administración del hogar.
Antes de casarte, debes reflexionar en que el matrimonio, salvo algún acuerdo prenupcial, se trata legalmente como una comunidad de bienes. Las finanzas de la pareja se llevan en común en el hogar. Tus deudas son sus deudas, tus problemas son sus problemas, también tus ingresos son sus ingresos.
Carlos Arturo Guisarre
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