No tienes grandes deudas, posees cierta capacidad de ahorro y unos ingresos estables que te proporcionan plena independencia financiera. Vives bien. Sin embargo, cuando revisas tus cuentas no puedes evitar sentirte preocupado, una preocupación que te impide relajarte y disfrutar de tu situación. También podría ser que creas que todo el mundo a tu alrededor gana más dinero que tú y goza de un mejor estatus económico. Empiezas entonces a gastar más de lo que deberías. ¿Te suena alguno de estos escenarios? Si es así, puede que estés sufriendo dismorfia del dinero, una evaluación poco realista de tus finanzas que te lleva a estar en un estado de ansiedad constante.
“La dismorfia del dinero es una etiqueta que describe a aquellas personas que tienden a obsesionarse con el ahorro, la acumulación de riqueza y la constante comparación con los demás. Esta fijación les provoca estrés, ansiedad e insatisfacción permanente, sobre todo en lo que respecta a sus ganancias”, explica Silvia Dal Ben, psicóloga y directora de la clínica Unobravo. “Aunque el término no se encuentra en los manuales de diagnóstico psicológico, nos ayuda a describir un fenómeno social que en muchas ocasiones acompaña a otros trastornos como la ansiedad”.
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Se trata de un fenómeno que afecta sobre todo a las generaciones más jóvenes. Según una encuesta de Credit Karma de 2023, el 53% de la Generación Z y el 41% de los millennials han experimentado o están en riesgo de experimentar dismorfia del dinero debido, en gran medida, a la influencia de las redes sociales. Y es que cuando tus principales fuentes de información son plataformas como TikTok o Instagram, es muy probable que te compares con los demás a la hora de ahorrar, gastar y contemplar tus perspectivas financieras.
“Las redes eligen figuras de referencia y establecen quiénes son los ‘ganadores’ y también los ‘fracasados’, sobre todo ante los jóvenes. Los que ‘ganan’ suelen ser cantantes, deportistas, influencers, youtubers, actores… Estos perfiles, que también trabajan en publicidad, tienen mucha autoridad por ser famosos y poseer muchos productos costosos. Además, suelen hacer hincapié en que todo el mundo puede lograr sus éxitos, ‘solo hace falta querer’. De esa manera, se arraiga aún más la obligatoriedad de ganar y lograr cierta riqueza; de no ser así, perteneces al grupo de los ‘fracasados’”, analiza la experta.
“Las redes son grandes influyentes en la dismorfia del dinero, pero no significa que sean la única causa. Recordemos que estar expuestos a ciertos modelos a seguir y aspirar a un estilo de vida costoso no implica perseguirlos obsesivamente. Esto afecta más a quienes tienen alguna fragilidad personal de base”. Eventos traumáticos como ser despedido inesperadamente o incluso un divorcio podrían desencadenar también dismorfia del dinero en algunas personas.
No se puede negar la evidencia. El dinero forma parte de nuestra vida, es útil y necesario, pero hay quienes lo valoran todo según el significado económico de lo que les rodea, llegando a rozar incluso la obsesión en ciertos aspectos. “En nuestra sociedad, el consumismo ha llegado a ser esencial, por encima de muchas otras cosas. Se trata de consumir muchos productos y servicios. Es aquí donde puede surgir la obsesión por la riqueza, ya que para cumplir con las reglas que dicta el consumismo, es necesario tener y/o demostrar muchos recursos económicos. Además, es un fenómeno psicológico-educativo porque se ha ido arraigando a lo largo de los años y ya existen varias generaciones criadas en este entorno”, apunta Silvia Dal Ben.
“La sociedad nunca nos empuja a ser pobres o normales, sino a ser los mejores. Tampoco sugiere comprarse el móvil más barato o los zapatos de marca menos conocida. Ningún ‘pobre’ cuenta cómo ser como él y obtiene muchos seguidores… En fin, es implícito que la ausencia de riqueza se considera un fracaso. Me parece bastante evidente la presión social en torno a la riqueza, lo que implica que la obsesión por el dinero es una desesperada estrategia para lograr reconocimiento, pertenencia y evitar la devaluación y el aislamiento”.
Por estos motivos, el objetivo más saludable es tratar de mantener una perspectiva realista tanto de nuestra situación financiera como del dinero en general. En opinión de la psicóloga, “es importante hacernos muchas preguntas para evitar una fijación y ser conscientes. Muchas veces, esta relación, parte imprescindible de nuestra vida, puede conectarse con temas como la autoestima, la seguridad y la valorización personal”. Porque sí, el dinero puede traernos felicidad, pero no existen garantías de que lo hará.
Recuerda, la salud financiera no solo depende de cuánto dinero tienes, sino de cómo te sientes respecto a tus finanzas. Mantener una relación equilibrada y consciente con el dinero es clave para una vida plena y satisfactoria.
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